viernes, 30 de julio de 2010

Evaluación: Tradición v/s Innovación. La evaluación por competencias.

Por Marco Antonio Flores Bravo


Licienciado en Educación (UdeC)

Magíster en Pedagogía Teatral (UDD)

Alumno del Magíster en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento (UCSC)










Analizaremos el siguiente monólogo de un profesor: “Saquen una hoja y su lápiz. Separen las mesas y silencio por favor. Voy a dictar las preguntas de la prueba. Luego de anotarlas las contestan. Puede ser en desorden, señalando el número. Se debe escribir con letra clara. Las faltas de ortografías descuentan puntos. Tienen 45 minutos para contestar. ¿Alguna consulta?”



a) A partir de ese monólogo, podemos apreciar que nos encontramos frente a un enfoque tradicional habitual de la evaluación. En cuanto a las diferencias individuales de los alumnos, se pretende creer que todos los alumnos aprenden igual siendo la enseñanza y la evaluación estandarizadas. Con respecto al currículo se aprecia que esta evaluación esta separada de la enseñanza; aunque el cuerpo de conocimiento se da por entendido (no existe un objetivo explícito en la prueba), los alumnos deben ser capaces de reproducir las respuestas para demostrarlos. Se pretende además centrarse en los contenidos y adquisición de información (siendo el éxito la variable de aprendizaje). Como instrumento de evaluación también es tradicional ya que se remite a una hoja (en blanco en este caso) y al lápiz. En síntesis, esta evaluación denota en primer lugar una falta de planificación de los ítems de preguntas, se ve una improvisación y con instrucciones orales fáciles de olvidar, no explicitando el objetivo de la evaluación. También se evidencia que el instrumento facilita la corrección rápida y es más importante que el aprendizaje mismo.



2.- Una de las variables que aparece como responsable del aprendizaje de los estudiantes, de sus resultados y de su posterior desempeño profesional, es la calidad de la enseñanza; es decir, cómo el profesor se desempeña profesionalmente frente a sus alumnos.

a) ¿Por qué se puede afirmar que eso es verdad?

Estoy de acuerdo con esa afirmación sí y sólo sí consideramos la calidad de la enseñanza junto con la calidad del aprendizaje y respetando los estilos de aprendizaje de los niños. La calidad de la enseñanza la enmarcamos en que la praxis conlleve acciones pedagógicas consecuentes con el posterior éxito en el proceso de todos los alumnos. Una acción profesional de parte del docente involucra la plena conciencia que lo importante es el aprendizaje y las competencias que queremos lograr en nuestros alumnos y no en la cantidad de contenidos que deben saber. La facilitación de ese aprender a aprender debería ser el norte profesional del docente.



b) ¿Cómo se puede disminuir la importancia de esa variable, a partir de la evaluación?

Aumentando la preocupación por el aprendizaje de las competencias. A través de la evaluación continua, una evaluación constante del proceso de aprendizaje, variando las formas de evaluar, no sólo las tradicionales de lápiz y papel sino otras formas igualmente efectivas. Evaluar el proceso implica un aprendizaje a partir de la evaluación y no el resultado final del mismo. Es transformar la evaluación en una oportunidad para el alumno de saber lo que aún le falta para lograr tal o cual competencia.

3.- La evaluación de competencias tiene mucha vigencia en los actuales escenarios educativos.

a) ¿De qué manera usted podría implementar este nuevo modelo en el escenario laboral que usted se desempeña?

En mi praxis educativa relacionada con el desarrollo de las artes me acomoda mucho el hecho de que ellas describen el nivel o grado de suficiencia con que el niño es capaz de desempeñar las dimensiones cognitivas, procedimentales e interpersonales (afectivas). La evaluación de las competencias artísticas demanda este modelo. Me enfocaría en integrar todas las competencias y no evaluarlas individualmente, incluiría indicadores medibles de conductas, destrezas y actitudes (valores), dejaría en claro que la evaluación colabora al mantenimiento de un sistema de gestión del conocimiento. Evaluando todo el proceso, autoevaluando, creando instrumentos creativos y participativos como presentaciones artísticas, investigaciones de campo, tesis demostradas por los alumnos en grupos de trabajo, evaluando colaborativamente con otros estamentos, evaluando también mi praxis a través de la opinión de mis alumnos, experimentando la valoración como instrumento cotidiano para conocer el impacto afectivo de los alumnos que deben conocer de antemano cuales son las competencias que queremos lograr en ellos. El compromiso que se desprende de ésta experiencia me resultaría vital para el avance de todos los alumnos en el logro de sus competencias y la adquisición de conocimiento que juntos vamos a construir.


b) ¿Considera usted que estos modelos evaluativos podrían mejorar los procesos educativos y pedagógicos? ¿Por qué?

Esta concepción renovada me parece útil y efectiva ya que las destrezas se evalúan mejor mediante el muestreo de conductas. Mejoran los procesos actuales habituales porque demandan una didáctica, una evaluación y organización renovada, como también el impacto sobre la metodología, hábitos y estilos de estudio en los estudiantes. Evidentemente en estos modelos se dispone una integración de las disciplinas donde el eje son las competencias que deben lograr. Se concibe el aprendizaje integral y no el parcelado. Hay mayor flexibilidad, mediación y desarrollo docente de parte de la administración académica. Con respecto a las estrategias evaluativas y sus recursos, se proponen todo tipo de ellos como informes escritos, monografías o informes orales sobre lecturas y experiencias en terreno o presentaciones multimedia o exámenes orales y escritos de respuesta abierta: Estos recursos desarrollan el pensamiento crítico, analítico, complejo, sintético, capacidad de argumentación y comprensión aplicada de los contenidos, incluso las capacidades evaluativas de materiales conceptuales. También desarrollan los ámbitos intrapersonales como la responsabilidad, la autoconfianza, larelación con los demás, el manejo de crisis y estrés, la prolijidad y honestidad en la producción de respuestas, entre otras. Los resultados hablan por sí solos y es el modelo de persona que queremos para una sociedad emergente y del conocimiento y la información.

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